A veces me pregunto la tendencia
que tenemos todos a dramatizar, personalmente mi manera de exagerar todo. No es
la primera vez, ni será la última, que me dicen que me ahogo en un vaso de
agua. Será miedo a fracasar, no lo sé. Pero muchas veces me pregunto porque hay
personas como yo que no podemos dejar de darle demasiadas vueltas a las cosas,
con lo bonito que sería vivir sin tener miedo de lo que venga. Probablemente el
mito del carpe diem, o el de disfrutar el presente sin temor al futuro, conmigo
no haya cuajado. Sin duda, a veces me pregunto por qué esa manía de pensar
tanto, y dejarme llevar menos. Y ahora, ahora estoy segura de que el fallo está
en intentar enmarcar todo dentro de un cuadro, es decir, siempre he buscado que
todo tenga un lugar dentro de mi vida, y cuando llega algo que no encaja a la
primera es más fácil echarlo que buscarle un lugar apto o afrontar que no hay
lugar que valga ya que la vida es una caja de sorpresas. Hay que aprender que
esa caja está cargada de momentos simultáneos que poco a poco nos llevan al
momento actual… Por eso, deberíamos tener un cajón en el que meter todos los
problemas, todas las alegrías, en lugar de intentar encasillarlas. Pues a fin
de cuentas la vida es eso, demasiadas sensaciones entremezcladas.
Muchísimas gracias! Me pasaré encantada por tu blog! :))
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