Chocolate en pequeñas dosis.

 Aun recuerdo tantas tardes compartidas con un helado de chocolate. La forma en la que decías que el chocolate era adictivo y como yo pensaba que no era tan adictivo como tú. Porque sí, fuiste como el chocolate. Chocolate en todas sus variedades. Eras el cuadradito de una tarde aburrida, el cuadradito del domingo y el del miércoles. Eras el batido de chocolate del mes de Mayo. Eras el chocolate caliente de una fría noche de noviembre, y el helado de chocolate de tantas noches de agosto. Eras el bombón de diciembre, y el caramelo de junio. Eras todo y nada, puro chute en vena. Crees que puedes dejarlo, no probar ni un bocado más... Sin embargo, nadie es capaz de no sucumbir a la delicia del chocolate, ni siquiera el más sacrificado es capaz de no probar de vez en cuando. Y sí, me considero adicta al chocolate y por consiguiente, adicta a ti.