Ahí estaba ella, otra vez mirando las estrellas desde su ventana. Se sentía tan pequeña cuando miraba el cielo estrellado que a veces tenía miedo. Era normal tener miedo cuando lo que veías por encima de tí te quedaba tan grande. Ella tenía miedo muchas veces. Tenía miedo a fracasar, a decepcionar a quienes creían en ella, y tenia miedo a enamorarse. Es que la vida era como mirar al cielo y contemplar las estrellas. A veces te deja extenuado su belleza, te maravilla ver esas pequeñas lucecitas brillantes ahí casí a tu alcance y otras veces te da pánico pensar como están ahí y que pasaría si tú estuvieses allí. Pues la vida es igual a veces nos asusta el pensar como llegaremos hasta estar allí arriba, y sin embargo, la vida es como un estrella: brillante y jodidamente bonita.
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