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Era como si el tiempo no hubiese pasado. El mundo entero sabía que estaban destinados, que eran perfectos el uno para el otro. Como las piezas que encajan en un puzle. Pero ellos no, ellos se empeñaban en negarlo. Habían sufrido demasiado, habían pasado demasiadas noches repitiéndose cada mentira, cada insulto que se dijeron pero en el instante en que sus miradas se cruzaron fue como si todo aquello que se habían dicho no hubiese sido pronunciado por aquel par de labios. Fue verse y sentir que el muro que había rodeado a sus nombres caía piedra por piedra. En aquel instante ambos se dieron cuenta que por mucho que quisiesen jamás podrían fingir. Sabían perfectamente que si alguien se acercaba a 15 cm suyo sería capaz de oír dos corazones acelerados. Dos corazones que querían cambiar el “te odio” que tantas veces se habían susurrado, por un…"si en realidad, era una tontería"...