Ni siquiera las heladas de Marzo podrán apagar el fuego de Diciembre.

Es increíble como después de haber estado a milímetros, evitando alejarnos  evitando que se pasasen esas horas que eran solo nuestras. En las que aprovechamos cada minuto, cada segundo, viviendo nuestra historia. Llevando los límites más allá de lo legal. Es increíble como de toda esa electricidad que se palpaba en el ambiente, ahora ya no queda nada. Nada porque tú y esos cuantos km se cargaron todo como un huracán. Como un jodido ciclón similar, al  de nuestros sentimientos aquella noche. Aquella noche que fue testigo de los besos más reales, de las respiraciones más aceleradas, y de las palabras más sinceras.Aquella noche que ni la mayor de las nevadas habría sido capaz de disipar el calor que desprendían nuestros cuerpos.  Aquella noche y aquel adiós que sin saberlo fueron los últimos. Aquel adiós que demostró que los caminos que no están echos para fundirse en uno solo, antes o después acabarán separándose.